La Universalidad de la Gracia.
Todos somos bienvenidos para gozar del favor de Dios y de la vida eterna.

La Justificación solo por la Fe.
El perdón de Dios se obtiene por la fe en la obra expiatoria de Cristo en la cruz.

El Testimonio del Espíritu.
El Espíritu Santo nos da la certidumbre del perdón de nuestros pecados, de que hemos nacido de nuevo bajo su dirección vamos en el camino de la santidad.

La Santidad o Perfección Cristiana.
Es el amor gobernando al corazón y la vida destilándose en nuestro carácter, palabras y acciones.